Proyectamos lo que llevamos dentro
Qué nos pasa con los demás? La ley del espejo
Las personas que más emociones negativas nos despiertan son los maestros que la vida nos propone

 

Existen cuatro reglas que pueden ayudarnos a entender que todas las personas que nos rodean pueden ser un espejo de lo que llevamos dentro.
Nuestras virtudes o defectos, nuestras luces o sombras son reflejadas por los demás.

Al aceptar y aprender a decodificar qué nos está espejando esa persona que tenemos enfrente es que podemos conocer mejor nuestro interior y valorar las diferencias como llaves maestras para avanzar casilleros en el sutil arte del autoconocimiento.

Hace unos años, en japón, Yoshinori Noguchi arrojaba luz sobre esta teoría tan actual como milenaria.

Conocer en detalle esta ley ayuda a entender los vínculos pero sobretodo a uno mismo. Ayuda a entender que todo lo que nos pasa con los demás, lo que nos gusta o rechazamos de los demás, lo que nos lastima o ayuda de los demás, es consecuencia de lo que tenemos en nuestro interior.

En las relaciones que establecemos con otras personas podemos ir descubriendo quién realmente somos, y a partir de ahí manejarnos desde un lugar más auténtico y seguro.

Cuando alguien nos hace sentir mal o nos enoja, tenemos un gran mensaje que decodificar.
En general somos víctimas de las emociones que las acciones de los demás nos generan.

Eso que el otro nos hace sentir se puede convertir en la punta del ovillo para sanar algo que está muy dentro nuestro y no podemos o no queremos ver.

Cuando sanamos algo adentro nuestro, fruto de reconocer qué nos espeja el otro, es cuando la realidad que conocemos empieza a cambiar.

Cuando sanamos algo en nuestro interior, la imagen del espejo empieza a reflejar una realidad distinta.

Cómo podemos aprovechar esta ley para mejorar nuestras relaciones personales?

Incorporar los preceptos que plantea esta ley proporciona un gran desarrollo del autoconocimiento personal. Al hacer consciente mucho de lo que se mantenía a nivel inconsciente, es que podemos ir descubriendo nuestra propia sombra. Será de gran ayuda para liberar todo aquello que nos provoca sufrimiento.

Al darnos cuenta que todo eso que nos genera rechazo o bronca con otra persona, es parte de nuestro ser más íntimo, es que podremos abandonar el papel de víctimas y empezar a hacemos cargo de lo que no nos gusta o de eso que anhelamos tener y creemos que no forma parte de nuestra realidad.

Cómo comprender de lleno está ley?

La ley del espejo plantea cuatro situaciones de espejo.

Primera Ley:
Todo lo que me molesta, irrita o quiero cambiar del otro, está dentro de mi

El espejo refleja similitud.
Eso que te molesta del exterior, es algo que te molesta de ti mismo. Es una parte interna que cuesta aceptar. Es nuestra sombra reflejada en el otro.

Segunda Ley:
Todo lo que el otro me critica, si me molesta, está reprimido en mi y es necesario trabajarlo.

El espejo refleja lo opuesto a lo que vemos de nosotros mismos. Es lo que tengo reprimido en mi interior.
El espejo refleja algo que no somos, por lo tanto que no logramos tolerar en los demás. Por ejemplo, si te molesta una persona muy organizada, es porque justamente no sos organizado, y te molesta ver ese opuesto en el otro. Sin embargo, situarse en los extremos no es nada bueno. Lo ideal será encontrar un punto intermedio para lograr un mejor equilibrio dentro de nuestra personalidad.

Tercera Ley:
Todo lo que el otro me critica o quiere cambiar de mi, pero sin lograr que me afecte, es su carencia proyectada en mi.

El espejo refleja lo que hacemos a otras personas. Cuando nos molesta algo que una persona le hace a otra, debemos indagar si nosotros también no incurrimos en el mismo tipo de comportamiento para con otros.
Un claro ejemplo es cuando nos duele ver algún mal trato hacia alguien, y descubrir que a veces nosotros también tratamos mal a alguien que nos rodea.

Cuarta Ley
Todo lo que me gusta del otro, lo que amo en él, también está dentro mío.

El espejo refleja las expectativas versus la realidad. Lo que molesta es que el otro no responda a la idealización que hicimos de él. Queremos que sea cómo nos imaginamos y no como es en realidad.
El aprendizaje es aceptar las cosas como son.

Al reconocer aquello que necesitamos hacer consciente para crecer y sanar es que nos abrimos a vínculos más honestos y libres de proyecciones y reclamos.

Las personas que más emociones negativas nos despiertan son los maestros que la vida nos propone. Será en vano intentar que ellos cambien. El verdadero cambio se dará de adentro hacia afuera. Desde nuestro interior se reflejará lo que hayamos podido sanar.
Cuando hacemos visible eso que jamás quisimos ver es cuando logramos los cambios más profundos.

Al poner en uso esta ley es que podremos salir de la reacción automática, esa que nos coloca en un lugar de víctima, y dirigirnos hacia una toma de conciencia en la que podremos elegir qué respuesta dar.
Todas las personas o situaciones que se nos presentan en la vida vienen a revelarnos cuánto nos aceptamos o cuánto nos rechazamos a nosotros mismos.
Proyectamos lo que llevamos dentro, por lo que cada cosa que veamos en los otros, siempre dirá más de nosotros mismos que de los demás.

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