Desafío de Meditación – Día 3: Sanando tu niña interna

Estamos llegando, casi, a la mitad de este desafío de meditación en el cual, nos propusimos trabajar durante siete días consecutivos para conectar con nuestra vibración y aprender a meditar juntas. Hoy, apuntamos a recuperar nuestra creatividad, nuestra libertad y restaurar la conexión con nuestra niña interior.

Te voy a pedir que busques una foto (¡Que te encante!) de cuando eras chiquita. Elegila con la intuición y con el corazón comprendiendo que representa un momento especial de tu historia. Por algo elegiste esa y no otra.

Ubicá tu cuerpo en una postura cómoda y enderezá tu espalda para que la columna vertebral se alinee y se desbloquee, así, el paso de la energía a través de ella. Tomá la fotografía elegida entre tus manos y apoyala sobre tu pecho, sosteniéndola con ambas palmas.

Cerrá tus ojos y comenzá a respirar en forma consciente, registrando cómo ingresa, te recorre y sale el aire de tu cuerpo. Cuando hayas logrado aquietarte, vas a comenzar a viajar, con tu imaginación, hasta llegar a ese momento, a esa edad, a esa época que representa tu foto elegida.

Voy a pedirte que recuerdes cómo eras, cómo vivías, cómo te sentías en esa época anterior. Tal vez, vengan ciertas imágenes, aromas o personas que se relacionan con alguna marca de tu infancia, pero no te amarres a esos recuerdos, simplemente observalos y dejalos ir.

Más allá de cómo haya sido tu infancia personal, necesito que te des el permiso y te trates con  mucha dulzura. Recordale a esa niña que tiene libertad para jugar, para sonreír, para amar con el corazón abierto. Recordale, también, que cuando crezca,  podrá elegir su camino en función de sus propios intereses e inquietudes, que podrá, además, confiar en ella misma, en sus dones y en sus cualidades.

Abrazala (abrazate) y, si así lo sentís, decile algo que necesites decirle o perdonala por aquello que sientas que necesita sanarse. Cuando estés lista, dejala ir y volvé, poco a poco, a tu tiempo presente trayendo con vos misma la continuación de esa libertad, de esa espontaneidad, de esa capacidad de sorpresa y de acción desinteresada. Traete, también, su alegría y su permiso para el juego, para crear sin barreras ni limitaciones.

Contanos qué imágenes vinieron a tu meditación y qué aspectos de vos misma pudiste recuperar. Mañana, un nuevo desafío positivo.

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