Cuatro razones para trabajar la flexibilidad

Al estirar y elongar tu cuerpo, trabajás y cultivás una de las cualidades más buscadas en la actualidad, tanto en el mercado laboral, como en el crecimiento personal: tu flexibilidad. Hoy te contamos por qué:

  1. Favorece la adaptación a los cambios. Un cuerpo flexible se relaciona con un pensamiento elástico, creativo. Esto habla de una capacidad de adaptarnos bien a las situaciones espontáneas, volver a encontrar el rumbo con innovación y ver lo positivo más allá de que las situaciones no surjan como lo habíamos planeado o esperado. Los cambios existen y para transitarlos con armonía y fortaleza necesitamos cultivar nuestra plasticidad.
  2. Estimula tu resiliencia. Trabajar tu elongación y flexibilidad corporal también estimula tu capacidad de sobreponerte y superar situaciones dificultosas. La resiliencia nos permite seguir adelante, transformarnos y trascender momentos complejos con adaptación y crecimiento personal. Somos más fuertes de lo que pensamos.
  3. Permite no lastimarte al “caer”. Un cuerpo flexible y con plasticidad se lastima mucho menos que un cuerpo en estado de tensión y rigidez. La flexibilidad evita lastimarnos y reduce los impactos físicos. Del mismo modo, a nivel personal y emocional, el cultivar una mente flexible y un estado de apertura, nos permite fluir mucho más y transitar las relaciones y las situaciones sin dañarnos internamente.
  4. Te ayuda a mantenerte concentrado. Estirar tu cuerpo antes de comenzar a ejercitarte es también beneficioso para ganar y aumentar tu concentración durante el ejercicio y mejorar tu práctica o evitar que la realices pensando en otra cosa o estando desenfocado. Como las elongaciones se realizan en movimientos lentos, con respiraciones específicas y generalmente profundas, este movimiento produce relajación, evita tensiones, disminuye el estrés y nos permite comenzar a ejercitarnos con mayor atención y conciencia en nuestro cuerpo. Por lo tanto, los beneficios de tu práctica se duplican.

Claves a tener en cuenta:

• Utilizá ropa cómoda que te permita amplitud de movimientos
• Comenzá despacio para ir aumentando gradualmente a lo largo de los días
• No fuerces tu cuerpo, escúchalo.
• Llevá tu atención a tu respiración, inhalando y exhalando por nariz.
• Aprendé a disfrutarlo y sumalo a tu rutina diaria.

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